Publica el periódico El País: La Contraloría de Cali puso la lupa en varios de estos hilos de agua, ya que no estarían siendo utilizados para el consumo humano o agropecuario, sino como mero elemento ornamental en algunos predios privados. Es decir, para que sirva de decoración a su paso por una construcción o jardín.

El río Pance, al pasar por Cali, tiene 8 derivaciones legales que sirven para captar parte de su agua y así irrigarla en la Comuna 22 a través de 132 ramales (quebradas, acequias, riachuelos). Imagínese que se trata de un enorme árbol del que se desprenden varias ramas y de ellas otras más. Esto ocurre a lo largo y ancho de las 2933 hectáreas de la Comuna 22, que ocupan casi un cuarto del área total de Cali.
Pero el uso inadecuado de estos cordones hídricos no termina allí. El Dagma detectó que algunos conjuntos residenciales le robaron el vital líquido a estos ramales afectando ecosistemas como el humedal Cañaveralejo. En este caso intervinieron un riachuelo para que pasara por un predio privado amenazando con marchitar el espejo de agua. También detectaron que en algunos casos, el agua está siendo extraída ilegalmente de estas pequeñas quebradas en carrotanques para usos que aún están por establecer.

Por esta razón, y otras similares, el Departamento de Gestión del Medio Ambiente tiene abiertos 16 procesos sancionatorios por captaciones de agua no autorizada. Siete contra viviendas y conjuntos residenciales y nueve contra centros comerciales, viveros y centros educativos.

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